¡SI EN MI NOMBRE!

En el año 2005 publiqué un artículo que titulé “¡No en mi nombre!”.

Lo copio para que quede clara mi postura entonces y ahora, porque no he cambiado.

“No te inquietes, me digo al levantarme. La paciencia es una virtud y tiene su recompensa. Serénate, me repito al acostarme por la noche. Mira lo positivo de la vida, la buena voluntad de los hombres, y… al fin, como no soy santa, ni una mujer que desea dejar huella por su comportamiento, me rebelo, me enfado y siento unas enormes ganas de patear como los niños pequeños. No puedo resignarme al silencio. La resignación –decía Balzac- es un suicidio cotidiano y yo no quiero morirme ahora.

Estoy harta del victimismo de algunas víctimas del terrorismo.

Estoy aburrida de este telón de fondo lleno de lágrimas que utiliza algún partido político para rentabilizar su incoherencia.

No se puede manejar el dolor como un slogan publicitario.

No se puede levantar a casi un millón de personar para enrabietarse juntos y utilizar a los otros –a mí, por ejemplo- para unos propósitos poco limpios.

No en mi nombre.

Tú, un señor de Madrid, una señora de Guadalajara, un joven de Andalucía –me da igual el lugar que sea-, tú no puedes abanderar mi pena.

Tú, que no tienes ni idea de lo que es tener entre las manos un ser querido ensangrentado, tú, no puedes ir en mi nombre.

Tú, que pretendes que todo siga igual, no eres quién para representarme.

No en mi nombre.

No en el nombre de mis hijos que perdieron a su padre.

No, no, y no en mi nombre.

Soy víctima del terrorismo y quiero que el terrorismo se acabe.

Por una vida, solo –y es mucho- por una vida, merece la pena negociar con el mismo demonio.

Lo he dicho tantas veces que las letras se escriben solas en el ordenador.

Me canso de callar. A veces –lo creía Disraeli- la modestia es también un exceso. No puedo seguir impasible.

Ya vale de sufrimientos ajenos; ya vale de manifestaciones con el Sr. Aznar al frente, como si fuera San Pancracio, repartiendo bendiciones a su gente y recibiendo caricias igual que el Santo Sudario que cura con solo tocarlo.

Vale de vivir del terror.

Por favor, no en mi nombre.

Yo soy víctima y no aguanto más este farragoso camino que no lleva a ninguna parte.

No en mi nombre”.

Hace unos días vi repetida la frase por una víctima del terrorismo.  Copio el escrito textual para evitar equívocos:

 

José María, uno de los hijos de Fernando Múgica, líder de los socialistas vascos asesinado por ETA en 1996, ha solicitado su baja en el PSOE después de que El Diario Vasco publicara un amplio reportaje en el que la secretaria general de su partido en Euskadi, Idoia Mendia, aparecía cocinando y cenando con el coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi. «No en mi nombre. Te ruego tramites mi baja del PSOE» escribió de su puño y letra en la misiva dirigida el miércoles al secretario de organización del PSE-EE guipuzcoano, Mikel Durán. «Hay fronteras que no se pueden traspasar», señaló después José María Múgica en declaraciones a este periódico. Y acusó a la responsable de los socialistas vascos de participar en los intentos de blanqueo de la banda terrorista.

La iniciativa de José María Múgica se produjo a las pocas horas de que el diario guipuzcoano reuniera en una sociedad gastronómica a cuatro líderes políticos vascos. Además de los citados Mendia y Otegi estuvieron el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y el secretario general de Podemos en Euskadi, Lander Martínez. En la portada aparecieron brindando con una copa de vino blanco y en páginas interiores cocinando y cenando juntos.

La carta del que fuera hijo del líder de los socialistas guipuzcoanos asesinado por la banda ETA escribe que «a la vista de todos, la secretaria general del PSE cocinó con Arnaldo Otegi la cena de Nochebuena. No en mi nombre. Te ruego tramites mi baja del PSOE».

José María Múgica explicó a EL MUNDO que «escenificar una cena de Nochebuena, nada menos, en la que están la secretaria general socialista y Arnaldo Otegi, me parece una auténtica barbaridad». «Cuando se llega a esa barbaridad y se cruzan fronteras que nunca se deberían cruzar, se dice que no en mi nombre, tan sencillo, tan complicado y tan triste como eso, no en mi nombre», agregó el hasta hace dos días militante del PSE-EE de Guipúzcoa.

El hijo del dirigente asesinado por ETA constató que en Euskadi se está viviendo un proceso de blanqueo de la banda terrorista y que no esperaba ver en ese proceso a la máxima dirigente de su partido en el País Vasco. «Estamos asistiendo a una situación permanente de intentar el blanqueo del terrorismo y eso es inquietante para toda la sociedad, a intentos de pasar la página más penosa de la historia del País Vasco y que la secretaria general se preste a esa escenificación de una forma tan insensata, no sé cómo calificarlo… uno dice hasta aquí, ¡hay una frontera que no se puede traspasar!», manifestó.

Escribió la carta el día 26 y la dirigió a la organización de la que dependía orgánicamente su afiliación, sin intentar hablar con Idoia Mendia. «Y que yo sepa, ella tampoco ha intentado hablar conmigo», puntualizó.

José María, finalmente, mostró su tristeza, al haber tenido que dar este paso: «Casi he nacido en este partido, llevaba casi 40 años afiliado y acabar así…».

José María Múgica se había mostrado antes crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez y hace pocas semanas, en una carta publicada en EL MUNDO expresaba su deseo de que «el socialismo democrático no persista en la búsqueda de alianzas imposibles con Podemos o nacionalistas catalanes; porque esas alianzas acabarían infectando el alma misma del PSOE». «La búsqueda del Gobierno a cualquier precio se paga muy caro, al coste del desgobierno y la desintegración cívica. Y al cabo, es mejor perder las elecciones que perder el alma», agregó.

 

Querido José María Mugica:

Una de las fotos que hubiera enmarcado para poner en mi casa es la de esa cena. Ver a Idoia Mendia  (PSOE), Andoni Ortuzar (PNV), Arnaldo Otegui (HB.Bildu) y Lander Martinez (Podemos)  los cuatro líderes juntos en un txoko, y celebrando una cena de navidad adelantada, me ha parecido ilusionante.

¡Por fin, ya era hora! Cuatro dirigentes políticos de cuatro formaciones distintas, unidos, al margen de ideologías, para brindar por el futuro. Eso, querido Enrique, es entenderse y es el único camino que nos lleva a la paz. Respetarse con el pensamiento diferente.

En mi familia, algunos pensamos distinto, y ¡a mí qué me importa! ¿voy a dejar de quererlos? ¿Voy a echarles de la mesa de Reyes por sus ideas políticas? Lo más bonito es la diversidad con cariño. Amigo, lo que cuenta es el amor, el corazón y dejar por una vez esas vergonzosas separaciones que no nos llevan a ningún sitio.

No eres mejor por haber dicho “¡No en mi nombre”! Siento no estar de acuerdo. El mundo es muy grande y en él cabemos todos con nuestros pensamientos dispares.

Si por estas manifestaciones temes perder el alma, tendrás que rociarte en agua bendita.

Yo, en este año nuevo que empieza, quiero decir ¡SI EN MI NOMBRE!