Patria

Entre las primeras noticias -ajenas al coronavirus- leo que se va a estrenar Patria, la novela que le hizo famoso a Fernando Aramburu. La veré, como leí el libro, aunque entre líneas había demasiado rencor y ausencia de perdón. Cada uno de nosotros tiene su patria que no coincide con las otras patrias de los demás. Por la ventana veo tejados y al fondo adivino el mar. He estrenado despacho nuevo y con el despacho una nueva vida que me resulta extraña, como si no fuera mía. Parece que se me ha olvidado escribir y las teclas perezosas se mueven despacio y sin obedecer a mi cabeza, es porque mi cabeza está llena de huecos que no he sabido llenar en tantos años. No es tarde. Quiero pasar página, pero mis dedos se enredan incapaces de dar el giro necesario. Alguien decía que si no puedes pasar página empieza otro libro. No sé que libro elegir. La intuición me dice que he de reescribir el libro antiguo, releerlo y luego dejarlo olvidado en una balda de la biblioteca. Mi Patria. Quiero hacerlo, pero me cuesta. Esta es la séptima versión que hago de la misma historia. Ya no la voy a continuar. Es un día cualquiera de septiembre, sin premoniciones, ni recuerdos. Es nuevo y, aunque está amaneciendo, cada segundo es eternamente distinto al anterior. Un día de este extraño 2020. Tiempo del recuerdo. Escucho la Sinfonía del Nuevo Mundo, el primer concierto que asistí en mi vida. Un recuerdo musical que se queda vagando en mi pensamiento; estaba quieto, acurrucado como un niño pequeño, asustado. Lo he despertado...