El beso

Hace veinte años, el beso efusivo del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, hubiera pasado sin pena ni gloria. Las mujeres estábamos poco preparadas para quejarnos. Ahora vamos escalando peldaños por nuestros derechos, aunque –dichosa política– hay partidos que siguen negando estos derechos y, además, aseguran que la violencia de género no existe Es uno de los cuadros más famosos de Gustav Klimt y está como póster en talleres, estudios, habitaciones y portadas de libros. Tener El beso cerca nos emociona y nos llena de romanticismo y ternura. Pero, hay otro beso menos evocador. Pienso -igual usted también-, en la precariedad de la política. En la erótica -una erótica obscena- del poder. Salgo de la lista de articulistas que suman y restan vaticinios presidenciales. Me veo echando mi voto en una absurda urna dónde no va a salir mi posibilidad. Una posibilidad remota y variable como el aire. También votaron -me imagino- Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Futbol, y la jugadora Jenni Hermoso, campeona del equipo femenino ganador de la copa del mundo. Igual los votos no fueron distintos. Jenni, una mujer progresista y defensora -con enorme éxito- de la mujer en el deporte, quiso manifestar -y lo ha hecho- el poder de la mujer en todos los campos de la sociedad. Al margen de votaciones, lo ha logrado. Imposible no unirme a la repulsa a nivel mundial de la curiosa felicitación del Sr. Rubiales a la joven deportista. Pensaba escribir de los imposibles pactos, legales e ilegales, para llegar a la Moncloa y, sin embargo, al poner los dedos en el...

¡Goool!

Mi tío Adrián era pausado, sereno, hablaba lo justo, con una voz elegante a medio tono. Creo que fue el más sensato de mis tíos. Pero el fútbol le volvía loco. Cambiaba su mesura en locura. Gritaba, chillaba, se mareaba de excitación…Otro hombre. Reñía al arbitro y trataba de inútil a quien fallara un penalti. Un día le dio un amago de infarto en Lasesarre, cuando perdió el Baracaldo. Desde entonces, el médico le prohibió ir al campo y ver los partidos importantes de la liga por televisión. El fútbol cambia el temperamento mas templado de los hombres, también hay muchas mujeres hinchas, pero no tan excitadas. Quizás dominen mejor sus instintos primarios que se desatan en un campo de fútbol. En nuestra tierra, el Athletic es de la familia. La pasión puede ser tan profunda que entra a formar parte de la vida en el embarazo. A mi nieto José Mari, antes de haber nacido, su abuelo le había hecho el carnet de socio del club. En Uruguay, cuando una madre siente que su hijo sale al mundo, grita gol en la sala de partos. Ha conseguido el gol de la vida. Ser de un equipo y sentir con el equipo es la más profunda religión que puede sentir de verdad el corazón humano. Mario Benedetti, cuando estuvo en el exilio en España, confesaba que encontró en el balón el fino hilo al que agarrarse para mantener latiendo su arraigo uruguayo. Ganar o perder puede ocasionar una batalla campal. Un partido de fútbol tiene muchos momentos emocionantes que nos hacen olvidar el cotidiano dolor que nos rodea. Decía...