por Carmen Torres Ripa | Abr 10, 2022 | Artículos
He permanecido un rato en el quiosco de periódicos. Había montones, más o menos altos, con distintas manchetas. Algunos, no los he comprado nunca. Natxo, el dueño del establecimiento, me mira esperando que elija. He sonreído con tristeza y le he dicho: – Hoy no compro ninguno. El Deia no estaba. – Hace tres semanas que falta. Lo sé. Hace tres semanas que no escribo un artículo. Esta noche he pensado que lentamente -por huelga o sin huelga- van a ir desapareciendo esos periódicos apilados. – Es el futuro, mamá. Me dijo ayer mi hija Miriam. Sigue escribiendo. Lo sé, pero el saberlo no me quita la pena. Recuerdo que en Siria vi los primeros libros de la Humanidad. Eran piedras seguidas, formando una unidad inexplicable. ¿Cuánto tiempo tardaron en contar una historia, promulgar una ley, redactar un tratado de paz con los enemigos…? El tratado existe o existiría. Pienso que después de la guerra no quedará ni un verso suelto. La paz no interesa. Soy tradicional y me descoloca escribir sabiendo que mi artículo de hoy quedará con las letras en el aire y colgado en una nube que no sé que color tiene. Seguro que no es azul. Esta mañana he hablado con mi amigo Gorriti. -¿Qué haces? -le he preguntado. – Nada. Y se ha quedado dos segundos en silencio. -No sé qué pintar, no sé qué escribir, no sé que esculpir. Y, sin embargo, estoy trabajando. Trabajando en nada. La nada no es nada, pero es el principio de algo. Después me cuenta que al amanecer ha ido al bosque y se ha abrazado a...