por Carmen Torres Ripa | Sep 30, 2022 | Artículos, Homenaje
La monarquía puede ser una opción caduca para usted, querido lector, pero tiene que reconocer que los ingleses nos han dejado a todos apabullados con su perfección protocolaria en el funeral de su reina. Cada invitado estaba en el lugar que le correspondía por realeza y allí vimos al rey emérito Don Juan Carlos con su esposa la reina Doña Sofía y al rey Felipe V Doña Letizia. Su majestad, la española, no pudo concluir las honras fúnebres de Isabel II, sin darse cuenta (quizás también necesite lecciones de protocolo) por motivos de agenda, ignorando que una reina casi eterna solo se muere en un siglo. Sin dirigirse la palabra en toda la ceremonia, ocupando la segunda fila en la catedral. Al Sr. Biden, como el invitado a las bodas del evangelio, le pidieron amablemente que se retirase de los primeros puestos porque allí solo estaban los de sangre azul. La política es la política pero el protocolo inglés otra. Aunque el presidente de Estados Unidos, no subió al autobús con el restos de mandatarios mundiales. Él fue en su coche y con su propia escolta. Los americanos no saben mucho de dinastías reinantes y categoría de títulos. A estas alturas no están preparados para una lección de urgencia. Quiero imaginar que se murieron de envidia ante la gran clase inglesa. Ni un paso de manos ni un paso de menos en el cortejo fúnebre. Se despidieron de su reina, todo el servicio, sus caballos y sus perros y su pueblo con rostros profundamente tristes y lagrimas en viejillas y no viejillas que lo más cerca que estuvieron de...
por Carmen Torres Ripa | May 30, 2022 | Artículos
Los acontecimientos se comen unos a otros y así crecen. Parece imposible que puedan pasar más cosas, pero siguen pasando, como la lava del volcán de la Palma que vimos impotentes crecer sin poder pararla. La visita del rey emérito nos ha dejado una estela dudosa. Desde el coche miraba a todos con ojos acuosos y le mirábamos con pena. Realmente era un abuelo, disminuido, torpe que, aparentemente, pedía un poco de cariño y volver a ver su tierra. Pero en el fondo de los corazones -biempensantes y mal pensantes- se albergaban las dudas. Siendo tan majo, por qué no agachaba la cabeza en un acto de humildad y nos pedía perdón a todos por sus continuos errores. Los últimos años de su reinado fueron una pesadilla. Mal que bien se nos habían olvidado, pero las efusiones de amor patrio de los gallegos, nos han dejado un poco fuera de lugar. Nuestros interrogantes han quedado en el aire sin cerrar y, quizás, lo único destacable, fue la ternura de ir a ver a su nieto jugar un partido. Él solo en las gradas parecía la oveja perdida del rebaño. Lentamente la normalidad vuelve. Los habituales insultos de los políticos son el murmullo cotidiano. Regresamos, con naturalidad inconsciente, a bordear el abismo. Se han escrito criticas, se han quejado algunos políticos, pero con voz baja, sin destacar alto su desacuerdo con el viaje real. Un escritor con el que disfruté mucho siendo joven, Armando Palacio Valdés, dijo en uno de sus libros: “cuando la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo”....