Biografía

Carmen Torres Ripa (Baracaldo, 1945) es periodista. Trabajó durante años en varios medios, como La Gaceta del Norte, El Correo, Radio Euskadi, ETB, Televisión Española o Telecinco y colaboró en las revistasDinero y Elle, entre otras. Siempre ha estado conectada con su profesión y la ha compaginado con la dedicación a su numerosa familia. Su pasión por los viajes le ha llevado a publicar catorce guías y numerosos documentales en TV y revistas especializadas. Actualmente colabora en prensa escrita como articulista.

Ha publicado la novela Leonora (2000, reeditada por DeBolsillo en 2013), una historia ficticia sobre la compositora de música amante de Klimt. La mujer de las nueve lunas (Plaza & Janés, 2011), sobre Hildegard de Bingen, supuso su consagración como novelista.

Con La dama del cisne, vuelve a explorar el mito de otra mujer del pasado, Leda, la que dicen fue una modelo clave en la obra de Leonardo da Vinci.

Matices

Una máxima: Querer es poder
Un color: Blanco
Un lugar para perderte: Una isla 
Un lugar para encontrarte: El muelle de Portugalete
Un lugar para escapar: Florencia
Un postre: Mouse de chocolate
Un acanción: If ever I would  leave you (Si alguna vez me marcho) de Camelot
Un compositor: Rachmaninoff
Un defectillo: No sé donde dejo las cosas (despistada)
Una figura histórica: El rey Arturo (de sueño y leyenda)
Una obra de arte: La dama de  Shalott de Johm William Waterhoyse
Un pintor: Gustav Klimt
Un invento sin el que ya no podrías vivir: Internet
Un sueño: Ver alguna de mis novelas en cine
Un deseo: Ir a Nepal
Una noticia que, como periodista, quisieras dar: Hay un lugar dónde todos tienen trabajo y son felices
El viaje del que guardas los mejores recuerdos: Yemen

 

Entrevistas

“Ahora creo que nadie sabe tanto de Leonardo Da Vinci como yo”

En mayo, cuando estaba a punto de presentar ‘La dama del cisne’, tuvo que ser operada de cáncer. Sintió entonces que había abandonado a su heroína, pero la autora regresa ahora con fuerza para terminar el asunto que tenía pendiente

Carmen Torres Ripa (Baracaldo, 1945) es periodista y asegura que no va a jubilarse nunca. Dice que no se imagina levantándose de la cama sin ponerse después a escribir en el ordenador. Actualmente colabora como articulista en prensa escrita, y en los cuatro últimos años ha publicado ya tres libros: La mujer de las nueve lunas (Plaza&Janés, 2011), Leonora (Debolsillo, 2013) y La dama del cisne (Plaza&Janés, 2014), su última novela. Trabajó durante años en medios como La Gaceta del Norte, El Correo, Radio Euskadi, ETB , Televisión Española o Telecinco y colaboró en las revistas Dinero y Elle, entre otras. Estuvo casada con José Ma Portell, primer periodista asesinado por ETA en 1978 y padre de sus cinco primeros hijos. Viuda, con 33 años, tuvo que compaginar su profesión con la dedicación a su numerosa familia. Después volvió a casarse y tuvo a su sexto vástago.

carmen torres ripa¿Cómo se puede trabajar y escribir tan prolijamente y además criar a seis hijos?
Pues porque los niños vienen de uno en uno (ríe) y te vas haciendo a ellos poco a poco. Entonces las madres tampoco vivíamos tan agobiadas con tareas extraescolares… Y además, una vez que empiezas, te das cuenta de que no puedes parar. Soy una todoterreno del periodismo, me encanta mi profesión y de niña ya quería ser escritora. Por cierto, nunca he entendido que a los hijos los críen los abuelos. ¿Cuándo empezó con los libros? Lo primero que escribí fue mi autobiografía, Junio, y en 1987 quedé tercera en el Premio Planeta. Aunque el libro nunca se publicó — porque la verdad no se puede contar, es una insensatez—, eso me dio muchísima seguridad y me di cuenta de que podía escribir ficción. Fue en un viaje a Viena, contemplando El beso de Klimt, cuando se me ocurrió contar una historia ficticia sobre la compositora amante del pintor y me puse manos a la obra. Con Leonora, quedé también tercera en el Planeta, pero en 1997, aunque no la publiqué hasta el año pasado.

¿De dónde nace ‘La dama del cisne’?

Después de terminar La mujer de las nueve lunas, inspirada en Hildegard de Bingen, la mujer que lo fue todo en la Edad Media —abadesa, médica, escritora, compositora, doctora de la iglesia… uno de los personajes más influyentes de la época—, me quedé sola. Acabar una novela supone siempre una dura separación, así que empecé a darle vueltas a otro personaje, Leonardo Da Vinci, que lo fue todo en el Renacimiento. Una vez que el personaje empieza a ser tuyo, de tu familia, necesitas saberlo todo sobre él, era tan fascinante… ¿Sabías que fue el hombre más guapo de toda Florencia?

Habrá tenido que investigar mucho…
Por supuesto, ¡con un personaje histórico no puedes meter la pata! Luego vendrían los historiadores y podrían ponerse ‘pijos’. Hay que documentarse muy bien. Hay tantos libros de arte, de inventos… hasta he tenido que hablar con un amigo ingeniero. Por supuesto que no he escrito una biografía, porque la documentación me comería, pero sí que leído muchísimo. Ahora creo que nadie sabe tanto de Leonardo Da Vinci como yo… (ríe).

Leonardo es un personaje real, pero ¿qué me dice de Leda? ¿la dama del cisne también lo es? No, Leda es un personaje totalmente inventado, muy fantástico y muy mágico. En la novela, hago que sea hija de Andrea Verrocchio, el artista italiano que fue primer maestro de Leonardo y su primer amante. Leda toma el nombre del personaje mitológico griego (la hija de Testio y esposa del rey Tindáreo de Esparta, que fue seducida por el Rey del Olimpo, Zeus, transfigurado en cisne) y Leda se convierte en la musa y la enamorada de Leonardo. La novela está llena de amor, deseo y arte. Curiosamente el artista hizo un retrato de Leda desnuda y de frente. Es el primer desnudo femenido y de frente en la historia del arte. Las dos pinturas de Leda que han llegado hasta nuestros días no son originales suyas, sino copias de sus alumnos.

¿Qué tiene en común Leda, Leonora y Hildegard de Bingen? Todas son mujeres política y socialmente incorrectas para su tiempo. Las tres tienen una fuerte personalidad y se rebelan contra el papel que se les ha asignado. Todas defienden su capacidad para decidir su futuro.

Además de realidad y fantasía, el libro tiene también dos niveles de lectura: el del tiempo actual y el del Renacimiento, ¿por qué?Creo que si solo te mueves en el plano histórico, el lector lo ve todo muy lejano. Sin embargo, si lo acercas a la Florencia de hoy y puedes comprar un libro en una tienda o tomarte un capuccino en un café, el lector conecta esos dos mundos y le llega más.

¿Qué espera que el lector encuentre en ‘La dama del cisne’? Busco que el libro sirva para evadirse de la vida cotidiana, ya que todos necesitamos respirar algo de fantasía. Y además, el lector va a disfrutar de la música, de la pintura, del arte en general.

Y tiene un final feliz…

Pues claro, no me gustan los finales tristes. Hay que ser optimistas en la vida. No todos los días son invierno, sino que también hay primavera. Me gusta que al final siempre quede una sonrisa.

Diario de Navarra

24 de Septiembre de 2014

CTR garden

La escritora vasca Carmen Torres Ripa (Barakaldo, 1945) ha escrito su última novela La dama del cisne (Plaza&Janés) bajo el hechizo de la música de compositores como Prokófiev, en una danza entre el Renacimiento y el siglo XXI, rodeada de un halo de luz blanca, un color que interesa de modo especial a la novelista, pues representa la unión de todas las tonalidades de que se compone la vida. “Siempre hay que buscar la luz”, anima.

En un diálogo de su novela, uno de los personajes menciona el “estado deplorable” del patrimonio artístico en España. ¿Comparte esa crítica?
Sí, es algo que también me hizo ver Erik el Belga. Son muchísimas las iglesias, ermitas, así como retablos y cuadros que están muy mal cuidados. Además de necesitar restauraciones, estas obras se hallan en peligro de robo. Erik es un artista completo, conoce el estado del patrimonio… y sabe de las facilidades que ha tenido para robar parte de ese acervo artístico (sonríe). Asimismo, se ha comprado mucha obra muy por debajo de su precio…

¿Y a qué se debe?
Los sacerdotes o los encargados de custodiar estas obras las vendieron sin tener ni idea de lo mucho que estas valían, en su afán de empobrecer la Iglesia, como predicaba Juan XXIII. Lo entendieron al revés: empobrecer la Iglesia no significa vender patrimonio. Se (mal)vendieron muchas piezas de gran valor.

¿Alberga la esperanza de que esa dejadez se supere algún día?
Tal y como se está valorando en estos momentos la cultura… La situación es mala, así que por ahora lo veo complicado.

La “banda sonora” de fondo,  de ‘La dama del cisne’ la componen Prokófiev, Rachmaninov y Schoenberg. ¿En qué medida le han influenciado estos compositores a la hora de crear esta novela?

Me han influenciado bastante, siempre escribo con música de fondo. En el caso de La dama del cisne, algunas escenas las he escrito escuchando una y otra vez el mismo tema.

¿Por eso decidió nombrar cada capítulo con un color?
Divido los capítulos por colores porque la unión de todos ellos es el blanco, y yo doy mucha importancia al blanco, porque es luz, la explosión de todos los colores que lleva dentro. La vida nunca tiene un solo tono, se compone de muchos; pero, al final, la conjunción de todos ellos da como resultado el blanco. La luz.

¿Es ese el mensaje que quiere transmitir en ‘La dama del cisne’?
Siempre hay que buscar la luz, está ahí en todo momento, nos guía. Imagínate yo, ¡si no veo la luz ahora me muero! El sábado me dieron una buenísima noticia: no tengo que recibir quimioterapia. Y me siento…

¿Rodeada de luz?
– Así es.

Está muy guapa.
– Bueno, ya sabes todo lo que nos gusta pintarnos a las mujeres, ¿no? (risas).

Fuente>

carmentorresripa1Empezaba a hacer calor aquella mañana de mayo cuando me presenté en el Hotel Avenida Palace, en el mismo centro comercial de Barcelona, en donde se llevaría a cabo la entrevista con Carmen Torres Ripa, autora de Leonor, otra novela con tintes históricos, a las que es aficionada, y que ahora presenta su nueva novela: La mujer de las nueve lunas, que tanto me ha llamado la atención.

En persona, Carmen Torres Ripa, esta periodista que escribe, o escritora que a menudo narra sobre los viajes que realiza -una pasión que le ha llevado a escribir varias guías de viaje-, transmite la misma dulzura y sensibilidad que luego encontramos en sus obras. La autora ya se encontraba en la sala del hotel cuando llegué, acompañada por los representantes de la editorial.

Carmen Torres Ripa (Barakaldo, 1945) nos presenta al personaje principal de su última novela, La mujer de las nueve lunas, una mujer rebelde, avanzada para la época -Edad Media- en la que sitúa a unos personajes que crecen y se hacen más familiares a medida que progresamos en la lectura de esta novela.

ENTREVISTA

Carmen, lo primero que me llamó la atención de tu novela fue, precisamente, conocer a esta mujer tan de bandera – su carácter resaltaría por encima de muchas otras mujeres incluso en la sociedad actual-, pero antes me interesa saber cómo fueron tus inicios como escritora…

Estudié periodismo en la Universidad de Navarra. Desde niña quería escribir, pero entonces no existía una carrera de escritora, así que estudié periodismo. Me sentí atrapadísima, es algo muy vocacional; actualmente escribo en Deia, un periódico de Bilbao, en páginas de opinión.

¿Cómo se originó la idea de la novela?

En un viaje de trabajo a Flandes, ya que me invitaron para hacer un reportaje, y así descubrí los beguinatos. Había unas casitas preciosas con un campo delante, lleno de flores, y una iglesia, y pensé, ¡qué cosa más bonita! ¿qué es esto?.

¿Qué es un beguinato?

Me contaron que eran una especie de conventos de mujeres libres de la Edad Media, que no estaban bajo el poder de la Iglesia, pero ésta se asustó y les obligó a hacer votos: el de pobreza nunca lo aceptaron; el de castidad tampoco, porque se podía casar, pero ya estaban controlados; a muchas las quemaron durante la Inquisición. Yo quise saber en dónde estaba el fundamento de todo, y me dijeron que en Hildegard, así que me dediqué a buscarla. Y durante cuatro años he estado buscando a esta Mujer de las nueve lunas.

Cuatro años. Entiendo que la investigación, la documentación ha sido laboriosa y profunda. Un trabajo concienzudo. Y largo…

Por eso es también un poco un libro de viajes, porque yo he estado buscando a Hildegard por Europa. He estado en la Toscana, y hay una parte importante de la novela que transcurre entre Florencia y Luca. De aquí me fui a Alemania, para conocer los lugares en donde ella había vivido, y sentir el aire y el ambiente, en donde ella montaba a caballo, ese entorno que fue más bonito con ella. Después he conocido los beguinatos de Flandes, ya que el movimiento de las beguinas nació en Bélgica, aunque también descendieron luego por Alemania e incluso algunas llegaron a España, pero fundamentalmente fue en Bélgica.

Me contabas que este beguinato se encontraba cerca de Frankfurt…

Sí, a setenta kilómetros está Dusen.

Esa zona no es precisamente la parte en donde la religión católica tiene más fuerza en Alemania…

No. Cuando fui a Bingen encontré una iglesia, en donde ella nació, en la que se hacían tres cultos: católico, protestante y evangelista, ¡qué bonito! -exclama- en la misma iglesia tres versiones distintas. Ella, en aquel entonces, habló contra los cátaros. Una mujer muy especial, muy rebelde.

Por eso precisamente me impactó la historia de Hildegard, más si cabe teniendo en cuenta la época de la que hablamos. ¿Crees que existe una mujer de este tipo en la sociedad actual?

Yo lo que creo es que Hildegard es una mujer que se equivocó de siglo, por eso he tratado de revindicar la mujer del pasado, porque tenía que haber más como ella, era una mujer totalmente rebelde, rompedora, en una época oscura como la Edad Media. Ella fue la primera en crear un monasterio femenino en aquellos tiempos, y bueno, aquello fue un escándalo. La primera -y creo que la única- mujer que ha hablado en catedrales. ¿Tú te imaginas, en una catedral? Creo que entonces ni en una capilla me la imagino.

¿Recuerdas alguna catedral…?

Colonia, por ejemplo. Increíble. Además era consejera de Barbarroja, consejera del Papa, …

Consejera de Barbarroja…

Sí, y amiga de Leonor de Aquitania, por carta. Una mujer fascinante. Es que lo piensas y dices, ¿cómo es posible, tanto tiempo, y no nos hemos enterado?

¿Al hacer la investigación te has encontrado con algo completamente nuevo que te haya llamado más la atención?

Sí, por ejemplo, ella creía que en la historia de Adán y Eva, el culpable era Adán, no Eva. Y después la naturalidad con la que trata por ejemplo el tema amoroso, algo que hoy todavía sigue bajo un oscurantismo terrible, y resulta que ella ya en la Edad Media…

¿Cómo defines tú la novela?

Además de misterio e histórica es una historia de amor, de alguien que descubre a través de los siglos a una mujer que nació muchísimos años antes que él y de la que se enamora, de la que sólo tiene un códice y poco más. Es una historia de amor, que se cruza con otra historia de amor del protagonista, sacerdote, que no piensa en hacer el amor (risas), y recibe un encargo de los poderosos, y es capaz de traicionar al Vaticano, para no traicionarse a si mismo.

Al principio me decías que también era un libro de viajes…

Sí, porque tuve que viajar, y el mismo libro está dividido en partes; una parte en la Toscana y otra parte en Alemania. Además hay que tener en cuenta que yo normalmente escribo muchas guías de viaje y también hago reportajes de viajes…

¿Hay algún lugar que te haya llamado especialmente la atención en uno de esos viajes de los que me hablas?

En Yemen… volvería mañana mismo. Me encantó. Y ahora cuando los veo, ahora me entra una congoja…

Un país ciertamente radical…

Me encantaba Silvan. En Yemen a esta ciudad la llaman el Manhattan del desierto, porque hay casa hechas a mano, todas de blanco, pero muy altas. Recuerdo la arena… Y recuerdo que pensé, algún día contaré algo de alguien que haya nacido aquí.

¿Quién representaría a Hildegard a día de hoy, Carmen?

Vanessa Redgrave, la Vanessa de Camelot, ¿recuerdas?, de Isadora Duncan. Es más joven que yo, pero ese estilo, esa mujer.

Sí, seguiría hablando de esta mujer, se lo merece, pero cuéntame, ¿vas a seguir escribiendo en esta línea histórica?, ¿qué planes tienes?

Ya con Leonora fue curioso, porque en El Corte Inglés estaba colocada en la sección de novela histórica, y le tuve que decir a la dependienta que no era su sitio. Y es que se creían que el personaje existía, y buscaban la información en Internet, cuando era ¡yo quien la había imaginado! El periodo histórico es muy fiel, como en La mujer de las nueve lunas, pero a Hildegard me la he inventado, entre otras cosas unos diarios que no existieron, y una serie de cosas, que pensando cómo hacerlo, me he arriesgado y lo he hecho.

Ayer, hablando de la próxima novela, he decidido intentar situarla aquí, en el País Vasco, porque normalmente me cuesta mucho situar las historias cerca, creo que es mi deseo de escapar…

Entiendo, porque cuando viajas como tú a varios sitios es difícil hacerlo. Conocemos muchos sitios lejanos y a veces no hablamos de los pueblecitos que tenemos aquí al lado. Así que al menos ya sabemos que transcurrirá en España…

Y en Navarra. Me tira mucho. Estudié aquí y me tira, sí.

Además que, en el enclave de Navarra, como lugar histórico que es, hay muchos elementos para empezar a escribir y no parar…

Sí, sí, es fascinante. Y luego el Camino de Santiago, el románico…

Carmen, ¿qué has descubierto del personaje de Hildegard cuando has terminado la obra?, ¿qué te ha transmitido?

He ido haciéndome más crítica con la propia Iglesia, más exigente, más espiritual también, y a la vez más terrenal, dicen que todo ello es posible. Hablan del punto medio y esta mujer realmente era muy humana, muy terrenal y muy espiritual.

Háblame de tus obras, vamos a desligarnos de Leonor y de Hildegard un momento.

Sí, he escrito bastantes ensayos sobre Vizcaya; escribí uno muy bonito sobre los olores y sabores de los vinos, del pacharán, en concreto, ya que tengo un amigo que tiene una fábrica. Escribí otro libro sobre cocina de fiestas, y fue en honor a mi madre, que era muy buena cocinera, y cada fecha del calendario la cuidaba mucho, y hacía en cada una de ellas el pastel típico.

Sobre Cocina, qué curioso, ¿también era vasca, tu madre?

Sí, sí. Entonces yo hice una historia a la par de las fechas señaladas y su repostería típica.

Y alguna obra que tengas por ahí guardada, Carmen, ya que tocas varios temas, que tengas en reposo, como decimos…

Mira, tengo una autobiográfica, que la escribí… ¿Sabes qué pasa? Que no me daba cuenta, al ser tan ingenua como soy, de que la verdad no se puede contar. Ya la retomaré, ahora que soy más madura, pues la escribí en el ochenta y siete.

¿Algo más que añadir?

Ha sido un tiempo muy bonito, de mucho trabajo, pero me han ayudado mucho, la gente que he conocido por teléfono. Un tiempo muy entrañable.

Y en ese momento, como advertido al oirse nombrar, suena su teléfono… Me cuenta que es un repartidor de Seur, que le llevan un paquete a Charo, la persona que la ayuda en casa, y que en ese momento no hay nadie. Y la escucho que les dice que se lo dejen a la portera, a la que llama por su nombre.

¡Pues claro! -se ríe- estará por ahí, feliz (risas). Fíjate, que yo gracias a ella he podido escribir y trabajar. Llegó con catorce años y ya ha hecho cincuenta, ¡es mi vida!. Además es monísima, está mejor que yo…

Me acabas de contestar a la pregunta que tenía preparada a continuación…

¿Sí? (se ríe) ¿Cómo lo hago, no? Porque tengo seis hijos y diez nietos, y me tuve que poner a trabajar muy pronto, cuando me quedé viuda.

Saray Schaetzler con Carmen Torres Ripa durante la entrevista

Saray Schaetzler con Carmen Torres Ripa durante la entrevista

No se le caen los anillos ni muestra falsa modestia cuando nos sacamos una foto, oye, este vestido que llevo, no sé, lo vi tan cómodo. Y es que la figura menuda de Carmen llena el espacio, le hace a uno sentirse en casa, cómodo entre los salones decorados con detalles lujosos. Y entre Hildegard, los beguinatos y los postres que saboreo en la imaginación, se nos ha pasado el tiempo.

Un día estupendo para conocer a dos mujeres igual de admirables: Carmen Torres Ripa y su personaje, Hildegard von Bingen. Mi agradecimiento a Carmen y al personal de la editorial que nos ha acompañado.

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“Hildegard de Bingen llegó a predicar en una catedral. Ahora sería imposible con la iglesia tan misógina que tenemos”

Carmen Torres Ripa es una periodista de Baracaldo que tiene dentro de sus venas el veneno de la escritura y ese veneno se hizo para ella más palpable cuando por casualidad conoció a un personaje de la magnitud de Hildegard de Bingen. Este hecho la ha supuesto trabajar sin descanso durante más de cuatro años en el conocimiento de esa santa germana, que sigue sin ser santa a los ojos de la Iglesia, pero no de los fieles. El resultado ha sido su segunda novela La mujer de las nueve lunas.

La elaboración de la misma hizo que abandonase sus quehaceres en la sección de opinión del diario Deia y otras cosas más personales, pero el resultado ha quedado plasmado en una obra original y bien documentada. Cuando habla del libro, habla como si estuviese acunando a un bebé, pausadamente, con cariño, explicando minuciosamente el proceso de elaboración y cómo ha conseguido los documentos precisos para escribir una historia medieval, pero también actual. Cuando coge el libro lo abraza como a un ser querido, como una madre coge a un hijo o, mejor aún, como una abuela acoge al nieto preferido, aunque en este caso es su libro.

¿Por qué escogió a Hildegard de Bingen, que vivió en el siglo XII, como personaje de su libro? ¿Qué tiene de especial?
Yo no la conocía. La conocí en Flandes, en un viaje de prensa. Nos llevaron a un sitio muy bonito con una iglesia y muchas casitas en corro alrededor de ella, y todo un campo de narcisos. Precioso. Me dijeron que era un beguinato, que es una especie de monasterio de la Edad Media de mujeres libres. Eran mujeres que se reunían cuando los maridos iban a las cruzadas o se quedaban viudas. Allí pintaban, o hacían música, escribían… No era la típica cosa de reunirse a rezar. Esto, posiblemente partió de Hildegard de Bingen. En todo Flandes los beguinatos son patrimonio de la humanidad. Desde que me enteré de esto, toda mi obsesión fue encontrar a esta mujer. No había oído hablar en mi vida de ella. Empecé a mirar por internet, pero al final me fui a Bingen y allí conocí a esta mujer tan especial, que rompía todos los moldes. Sabía pintar, sabía escribir. Las iluminaciones de los códices son una maravilla y son sus visiones. Era vidente, herborista, compositora de música, incluso había una ópera de ella… Me fascinó y esa fascinación se la pasé a Samuel, que por un libro y una composición de música llega a obsesionarse por ella.

Samuel empieza muy escéptico y según pasa el tiempo va cayendo en sus redes.
Claro, le pasa un poco como a mí, en realidad Samuel soy yo, claro. La va conociendo y se da cuenta de que es una persona rebelde, como él. Es como la historia de dos rebeldes.

En el siglo XII no habría otra mujer como ella.
Yo pienso que era una persona única, porque en ese siglo la mujer lo único que hacía era tener hijos y morir de parto la mayoría. Ella llegó a predicar en una catedral. Incluso ahora es imposible con la iglesia tan misógina que tenemos, donde la mujer a lo más que llega es a sacristana.

He notado que en el libro hay una crítica hacia las estructuras de la iglesia católica. El dejar a la mujer de lado y que no pueda llegar a nada.
A nada. Fíjate lo que hace: recoger la colecta, cantar unos cánticos espantosos y luego, pues de sacristana, encendiendo y apagando las velas, limpiar…horrible.

¿Por qué la iglesia católica no ha evolucionado?
El problema es que la iglesia católica no ha evolucionado nada. Pienso que no tiene ningún interés. La iglesia es machista. La mujer debería poder elegir si quiere ser obispo o no, por ejemplo. Ahora a lo máximo que puede aspirar, dentro de la jerarquía, es a ser abadesa y los monasterios están vacíos, tienen poquísimas mujeres, hay ocho o nueve. Fíjate.

En la novela dice que era dura con los poderosos y débil con los frágiles.
Sí, es cierto. Yo he leído las cartas que escribió, que se escribía con los obispos, con el emperador, con el papa. A Barbarroja le riñe muchísimo por haber aceptado a los dos papas y le dice incluso que Dios se lo tendrá en cuenta. También hay cartas de frailes que la escriben y la piden ayuda, que son frágiles en la concupiscencia.

¿Por eso ella quiso separar a las monjas de los frailes?
Claro, es que antes los conventos eran mixtos.

A mí me sorprende Isobella, que en un pasaje cree que ha sido poseída por un ángel y en realidad había sido el abad Crisóstomo.
Yo pongo en la novela que el abad la medio droga y no sabe dónde está la realidad y dónde el sueño.

¿Cuánto tiempo ha estado documentándose para escribir la novela?
He tardado en escribir la novela cuatro años, trabajando duro, con disciplina de trabajo. Y he estado en todos los sitios que describo. En Bingen, que está como a setenta Km de Frankfurt, también en la Toscana, en Lucca, que es donde están los códices de ella y en Lovaina y también en Flandes.

¿Cuánto de verdad y cuánto de ficción hay en la novela?
Hay un 80% de ficción. Me he inventado muchísimo, pero ella era en verdad una mujer fascinante.

¿Los códices se han llegado a traducir?
Algunas cosas, pero otras no.

¿Los códices de Lucca existen realmente?
Sí. También los libros que escribió. Me he inventado que se escapó del convento, que tuviera una amiga bruja. Isobella no existió. La relación amorosa con Bernardo no fue tal, pero sí la ayudó para que la iglesia la dejara seguir escribiendo.

¿Por qué la iglesia no quería que escribiera?
Porque todo lo que escribía era muy nuevo, como le pasó un poco a Santa Teresa, ¿no? Lo que pasa es que lo de Santa Teresa lo consideraron muy erótico. Lo que escribía Hildegard era diferente. Por ejemplo, decía que del pecado original no tenía la culpa Eva, que fue Adán, porque Eva ofrece y Adán acepta. Son explicaciones y visiones que ella tenía que a la iglesia le costaba admitir. Sin embargo al Papa le gustaron y la permitió seguir. San Bernardo dijo que era una mujer especial que tenía un don. Dicen de él que también era vidente.

¿Esto no sería fruto de la mandrágora o de su afición a la herboristería?
También cabe la posibilidad. Ha habido psiquiatras que han dicho que es que estaba drogada cuando escribía o que tenía unas migrañas muy fuertes que le daban visiones.

Igual que a Santa Teresa o a Santa Catalina…
Claro. Al final, son mujeres y entonces están locas.

¿Por qué no es santa?
En Alemania es santa y en la iglesia católica es santa, es el 17 de septiembre es santa Hildegard. El tema es que no se la ha santificado con los oropeles vaticanos. Ella es santa por tradición. Cuando murió, enseguida se empezó a rendirle culto. Tenía fama de hacer milagros ya en vida. Hubo tres intentos históricos de santificarla y por lo que sea, no prosperaron.

Las beguinas fueron las continuadoras de su modo de ver la vida, de su modo más abierto.
Ella, cuando funda el convento, dice que no quiere más muros cerrados, que quiere más luz, más libertad. Su convento es más luminoso. Las monjas hacen gimnasia, se lavan los dientes, cuando en aquella época había muy poca higiene. Ella inculcó a las novicias la higiene y la libertad. Era muy especial.

¿Por qué el Vaticano está empeñado en tapar esas cosas?
Porque no le interesa.

En la novela también hay una crítica a las cruzadas. Según tú, fueron a Jerusalén, no a salvarla, sino a encontrar tesoros.
Sí. Eso es históricamente cierto. San Bernardo hizo la regla de las cruzadas, que yo no sabía y les decía a los cruzados, que fueron primero nueve, dónde mirar para encontrar el tesoro de Salomón y el arca de la alianza. Los cruzados allí no fueron a defender nada, sino a coger.

¿Qué tiene de especial el nueve?
El nueve es un número muy recurrente para la mujer: los nueve meses del embarazo, y a lo largo de la novela tiene mucha importancia, porque juego con el nueve, con la alquimia del nueve, y ese número es muy importante y la luna también lo es. La luna influye mucho en la naturaleza y en las personas.

¿Estos conocimientos antiguos se están perdiendo? ¿Crees que la iglesia ha hecho algo para que esto sea así?
Para la iglesia las predicciones son pecado. Es pecado creer en los horóscopos, lo cual no deja de ser una imbecilidad, porque realmente vemos los horóscopos por pura curiosidad. Hildegard creía que la hora y el día del nacimiento y el mes influían mucho en el desarrollo del niño o la niña. Ella creía en la situación de los astros.

¿Y la iglesia no cree en ello? Lo digo porque Escribá de Balaguer fundó el Opus Dei en una fecha muy concreta, el día dos de octubre.
No, el que elijan los ángeles no quiere decir que crean en los horóscopos. Creo que él no creía para nada en esas cosas.

¿Qué tiene de especial y diferente tu novela para poder atraer a los lectores?
Es la historia de dos rebeldes, no de monjas o de frailes. Una rebelde en el siglo XII y un rebelde en el siglo XXI, que por defender sus propios ideales, son capaces de enfrentarse hasta a la posibilidad de perder su felicidad. Se rebelan contra lo establecido. Pienso que ser rebelde es ser libre y eso me parece lo más importante.

¿Cómo ha compaginado la labor de escritora y periodista?
Estudie en la Universidad de Navarra porque quería ser escritora y periodista. La carrera de escritora no existía pero sí Periodismo. Actualmente sigo en activo como articulista en la sección de opinión del periódico Deia. Pasar de periodista a escritora ha sido un camino natural. Un día empecé un relato más largo de lo normal y me di cuenta de que una novela es un reportaje largo.

¿Qué piensa de la sociedad actual?
Creo que en todas las etapas de la historia ha habido amor, ambición, odios, corrupción y heroísmo. Vivimos otra momento más.

¿En que se inspira para escribir sus novelas? ¿Se siente identificada con alguna?
Cuando voy a escribir una novela pienso en una historia que me haga gozar mientras me documento y que trasmita la belleza, la música, el arte, todo lo bonito que rodea la vida. Me cuesta mucho escribir sobre personas malas y retorcidas. También procuro –sé que no está muy bien- que los protagonistas puedan tener una situación económica holgada. Eso me permite llevarlos a sitios que yo no he conocido, hoteles fantásticos, pueden coger aviones al momento –seguro que VIP- y vestir con elegancia. Esa es mi parte más frívola. Me identifico con todos porque siempre dicen lo que yo pienso en un momento u otro del relato.

¿Cuál es su próximo proyecto?
Una novela centrada en el Renacimiento. Espero que pueda salir en otoño, también en Plaza&Janés.

¿Qué es lo que destaca de su última novela “La mujer de las nueve lunas”
Si usted ha visto por TV la elección del último Papa se habrá dado cuenta de que allí no estaba mi mujer de las nueve lunas, ni ninguna mujer por muy santa, brillante o inteligente. La mujer no pinta nada en la Iglesia. Dentro del Vaticano las faldas que se ven son las de seda de cardenales y obispos. Con mi novela yo pretendo una llamada de atención. La mujer tiene que estar presente aunque sea de una forma ilegal, como en mi libro.

¿Se considera una mujer luchadora?
Si miró hacia atrás en mi vida, creo que sí soy luchadora. Lo que no sé si ha sido por obligación o por deseo.

¿Qué piensa de la wed ALQUIBLA, http://www.alquiblaweb.com?
Un gran descubrimiento. Creo que con tantas noticias de actualidad- una mayoría políticas, de economía y muy amarillas- es un refresco para la sensibilidad ver que hay escritores que cuentan historias para distraernos del vacío de cada día.

Un sueño, un deseo.
Ir a la India y Nepal.

¿Ha perdonado a la vida por el mal causado?
Siempre hay que perdonar y que te perdonen. Con odio es imposible vivir. Hay que perdonar hasta por egoísmo.

¿Escribe para las mujeres?¿Se considera feminista?
Soy una mujer y escribo como una mujer pero quiero que mis novelas gusten a todos. La verdad es que el calificativo de literatura de mujeres me molesta. Sí, me considero feminista.

¿Por qué elige el número nueve para su novela?
Es un número que conlleva la magia de la vida. Nueve lunas, nueve meses, un hijo.

¿Qué intenta aportar o trasmitir a los lectores de sus novelas?
Serenidad, entretenimiento y belleza.

He visto que su última novela está ambientada en los viajes…
Viajar para mi es sentir la respiración del mundo. Me encanta escribir de viajes y de hecho tengo bastantes guías publicadas. Para cada libro viajo al sitio donde van a vivir mis personajes, así siento lo que ven, cómo viven, qué comen y al fin me quedo atrapada en ese ambiente y soy la persona que va a caminar por las páginas.

 

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 «He escrito una novela que lleva la música a las letras»

La escritora y periodista Carmen Torres Ripa (Barakaldo , 1945) ha escrito una novela inspirada por la pintura de Gustav Klimt y la música de Gustav Mahler. Para unir a los dos genios, la imaginación de la escritora creó a una mujer excepcional en el ambiente artístico de principios de siglo en Viena, una transgresora que se adelanta a su tiempo y reivindica el derecho a la creación artística. Leonora, tiene la estructura de una sinfonía y está ilustrada con una partitura de Fidelio, de Beethoven, y otra original de Ramón Torrelledó.

¿Por donde empezó la novela, por Klimt o por Mahler?

Yo creo que fue antes el pintor, aunque la música de Mahler me gusta desde niña. De Klimt y su pintura he tomado muchas cosas. Luego llegó la protagonista, para la que elegí el apellido de una modelo real que tuvo Klimt.

¿Por qué ha dedicado el libro al escultor Jorge Oteiza y al músico Ramón Torrelledó? ¿Otra vez arte y música unidos?

Sí, Leonora es así, las dos cosas juntas. A Jorge [Oteiza] le quiero muchísimo, no son sólo palabras. Fue uno de los primeros lectores del manuscrito de la novela. Después de leerlo vino a casa a verme, con una escultura pequeñita dedicada a Leonora. Es una amistad que nació hace años, a través de cartas, a raíz de la muerte de su mujer. Desde entonces la relación es muy buena, nos hemos visto, hemos comido juntos muchas veces, ha dormido en casa. Me hace mucha gracia cuando la gente le acusa de ser geniudo y cascarrabias, yo sólo he cogido sus años de ternura. Además, nos ha unido muchísimo que a los dos nos gusta Mahler. Él utilizaría las mismas palabras que yo para hablar de su música. Estoy escribiendo otra novela, en la que él es el protagonista, pero en vez de ambientarla en Zarautz y Orio, la trama transcurre en la Toscana, que es más romántico.

¿Y Torrelledó?

Es uno de los personajes de la novela. Me encontré con él por casualidad en el aeropuerto de Viena mientras echaba un vistazo a un folleto turístico que mostraba El beso, de Klimt. Fue una gran alegría encontrarme así con un amigo en el extranjero. Por razones profesionales y amistad, le conozco desde hace mil años y en el libro se ha convertido en el director de orquesta que estrena todas las sinfonías escritas por Leonora. Es, prácticamente, su vida, cambiada de sitio. Es Ramón, aunque en el libro se llama Werner Hollein.

Una partitura que ilustra Leonora es de Torrelledó.

Es una página de música escrita por Ramón pensando en las sinfonías de las que hablo en la novela. Me decía que si tuviera más tiempo podría hacer las nueve sinfonías que compone la protagonista de Leonora, siguiendo lo que yo cuento en el libro.

¿Están para usted tan cercanas la música y la literatura?

Me parece que están tan unidas que son inseparables. Desde que escribo con ordenador, tan silencioso en comparación con las antiguas máquinas de escribir, me parece increíble trabajar al tiempo que oigo música.

Leonora tiene, incluso, la estructura interna de una sinfonía. ¿Por qué ha utilizado este recurso?

He querido que la novela sea como una sinfonía. En cierto sentido, lo que he pretendido escribir es una novela que lleva la música a las letras.

¿No es arriesgado jugar con personajes reales e imaginarios en una misma historia?

Lo más complicado ha sido ser precisa en la ambientación de la Viena de la época en que vivieron Mahler y Klimt; no fallar en los datos históricos. Las palabras de los personajes históricos no son inventadas. Sólo en el caso de Klimt he mezclado algo de fantasía. Utilizar la historia hace el personaje de Leonora más creíble; se adelanta a su época. En un momento en el que la mujer sólo era belleza, arte, inspiración para otros, ella además escribe música.

Una novela escrita por una mujer, con una protagonista que rompe convencionalismos, ¿es literatura para mujeres?

No, para nada. Las mujeres escribimos de modo distinto, pero no creo en un género aparte.

¿Le preocupa la acogida de la crítica?

No. Sólo es la opinión subjetiva de una persona. Me importa más que les guste a los lectores que a los críticos.

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