El misterio del mas allá nos fascina. El mundo de los espíritus, con su miedo y su esperanza, tiembla en nuestro subconsciente. Queremos –aunque sea un querer temeroso- saber más y entrar de puntillas en las adivinanzas y visiones. Por eso, en secreto o públicamente, hemos ido a alguna echadora de cartas que es amiga de la amiga de un amigo, a un vidente que hable con los muertos o a una bruja que hace magia blanca y nos va a adelantar el futuro. Lo que ya nos cuesta mas creer es en los demonios y las fuerzas del mal. No nos gustan los luciferes con cuernos y rabo –sólo para las películas- ni los monstruos envueltos en llamas. Algunos dicen que existen, que pueden inundar con su inmundicia edificios enteros y convertirlos en casas embrujadas. Casas donde se mueven los muebles, se abren las puertas y las lámparas se encienden solas. Pues ya ven, esto que nos resulta tan difícil de creer, ha llenado el mundo político de Presidente de Argentina, Mauricio Macri.
La Casa Rosada dejó de ser rosa para convertirse en una pesadilla. El político conservador empezó a sentir unos fuertes dolores de cabeza que no había medicamente capaz de quitarlos. Y, aquí llegó el problema. Parece ser que, la continúa indisposición del Presidente argentino, se debía a las malas vibraciones que había dejado la anterior habitante, Cristina Fernández de Kirchner, que, además de ser de izquierdas, tenía algún asesor budista. Resumiendo, para que usted no se canse, la Casa Rosada tiene que ser exorcizada. Un exorcismo es lo único que se puede hacer para que las malas energías salgan de tan augusta morada. Algunos argentinos mal pensantes -¡a saber quién tiene razón!- aseguran que Macri y su esposa Juliana Awada, suelen realizar prácticas esotéricas. ¿Qué hubieran dicho los medios de comunicación si esto lo hace Maduro, el Presidente de Venezuela?
Este episodio ocurre lejos, en Argentina, pero aquí, en este país situado a los pies de Europa, Pedro Sánchez, que ha recibido del rey el honor de formar nuevo Gobierno, siente algo muy distinto a Macri. El líder socialista asegura tener “buenas vibraciones”. Los ángeles le rozan con las alas y le aseguran un futuro enternecedor en la Moncloa. Por supuesto, todo está en el aire. Quizás, cuando salga el artículo, el viento reinante haya cambiado las vibraciones hacia otro lado. Vivimos tanta incertidumbre que el sillón del gobierno presidencial se mueve como si le llevaran demonios o espíritus alados. ¡Que incertidumbre, Señor!
La historia cuenta que cuando Saladino entró en Jerusalén hizo purificar el templo donde habían vivido los templarios para que volviera a ser la mezquita de al-Agsa. Para purificar el lugar, Saladino mandó lavar los suelos y los muros con agua de rosas traída de Damasco.
El nuevo inquilino de la Moncloa necesitará pura legía y esparto para blanquear los pensamientos que han vagado libremente por las estancias. Pienso que hará falta una patrulla de exorcistas con botafumeiros, como el de Santiago de Compostela, para purificar el aire. Mientras, los espíritus se agazapan tras los cortinones. El tiempo pasa inexorablemente. ¿Qué ocurrirá? A saber. Lo cierto y lo ficticio están danzando en torno al fuego. Alejandro Casona decía que “una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante”. Tiempo al tiempo. Estamos al borde del vacío y aún no sabemos si ese vacío estará lleno de espinas o rosas, si necesitamos purificación o que las fuerzas del mas allá –buenas o malas- campeen a sus anchas. Dios es grande y, si pensamos como Goethe, “el hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar”. Mire al horizonte. Igual ve –como Dios- lo que el ojo no vio.
La paz, el rey y el campesino… No todo el mundo entiende igual. Para los partidos políticos, por ejemplo, los resultados electorales –aunque pase tiempo, como ahora- han ido bien o mejor. Nunca mal. Cada grupo cuenta los escaños como le da la gana. Los pactos –nunca equitativos- sirven exclusivamente para colocarse lo más cerca posible del poder. No sea ingenuo. No crea que los ganadores van a pensar en usted, en mí o en el país, piensan en ellos. Son las reglas de la vida. Nada es lo que parece y hasta lo que parece puede no ser. Verán, yo tenía un tío que estaba en la guerra – era casi un niño, como casi todos los combatientes – y una mañana su capitán le llamó y le dijo: “Vaya inmediatamente a Tren”. Mi tío cumplió la orden y se fue al tren y apareció en su casa de Baracaldo. Por supuesto, mi tío sabía que su superior le había ordenado ir a Tren, un pueblo de Lérida –Leída hoy- pero… Cada cual interpretó como quiso la misma palabra.
Los espíritus están en este momento moviendo sus hilos en torno a la Moncloa. Vivimos, como en Roma, a la espera del humo blanco o el humo negro. El conclave reza y medita. Tenemos que pensar igual que la Iglesia. El Sumo Pontífice será el que Dios ha decidido. Aunque no hay que mirar al pasado para no asustarse. Dios, en su infinita sabiduría, también es un poco raro, no siempre está de acuerdo con el deseo de los fieles. En fin esperemos que las estancias de la Moncloa se libren de todo aire impuro y las buenas vibraciones lleguen hasta el último rincón del desván. Seguro que también hay desván.
Vamos a dejar a los cardenales, obispos y curas que sigan con su trabajo ultra terrenal y no tengan que caer en tareas mundanas. Un exorcismo ¿es divino o humano? Según Wikipedia exorcismo viene de la palabra latita exorcismus y del griego exorkismos que quiere decir estar sujeto a juramento. Sin embargo, realizar un exorcismo ya pasa a ser una acción sobrenatural. Un ritual realizado contra una fuerza maligna, utilizando un método religioso para expulsar a dicho ente –demonio, espíritu, brujo… según las creencias–. El objeto de la posesión puede ser una casa…
¡Qué lío más grande! No estamos en Argentina y en este país no pasan cosas tan extrañas. Las buenas vibraciones siempre serán buenas vibraciones y hay que agarrarse a ellas aunque sean las agujas del reloj en lo alto de una catedral. A fin de cuentas “Viaje al pasado” no deja de ser una película.