por Carmen Torres Ripa | Ene 14, 2019 | Artículos
En el año 2005 publiqué un artículo que titulé “¡No en mi nombre!”. Lo copio para que quede clara mi postura entonces y ahora, porque no he cambiado. “No te inquietes, me digo al levantarme. La paciencia es una virtud y tiene su recompensa. Serénate, me repito al acostarme por la noche. Mira lo positivo de la vida, la buena voluntad de los hombres, y… al fin, como no soy santa, ni una mujer que desea dejar huella por su comportamiento, me rebelo, me enfado y siento unas enormes ganas de patear como los niños pequeños. No puedo resignarme al silencio. La resignación –decía Balzac- es un suicidio cotidiano y yo no quiero morirme ahora. Estoy harta del victimismo de algunas víctimas del terrorismo. Estoy aburrida de este telón de fondo lleno de lágrimas que utiliza algún partido político para rentabilizar su incoherencia. No se puede manejar el dolor como un slogan publicitario. No se puede levantar a casi un millón de personar para enrabietarse juntos y utilizar a los otros –a mí, por ejemplo- para unos propósitos poco limpios. No en mi nombre. Tú, un señor de Madrid, una señora de Guadalajara, un joven de Andalucía –me da igual el lugar que sea-, tú no puedes abanderar mi pena. Tú, que no tienes ni idea de lo que es tener entre las manos un ser querido ensangrentado, tú, no puedes ir en mi nombre. Tú, que pretendes que todo siga igual, no eres quién para representarme. No en mi nombre. No en el nombre de mis hijos que perdieron a su padre. No, no, y no en mi...