¿Sabe usted francés? 2022, el año de la felicidad

Los perfumes me enloquecen. Según asegura la publicidad, con alguno puedes levitar, una simple gota puede ocasionar un desbarajuste emocional en un caballero que se lance en picado en busca de la estela; el perfume es la forma intensa del recuerdo; hace hablar en el silencio; es como el amor, solo un poco nunca es suficiente; solo vives una vez, te puedes permitir ser sorprendente; el perfume de un hombre es la droga de una mujer; tú perfume, hueles al amor de mi vida; es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas en los ojos; es abrir un tapón y ver salir estrellas porque la vida es bella; el perfume de una mujer dice más de ella que su letra; en todo corazón duerme un sueño y después de las mujeres, las flores son lo más hermoso que Dios ha dado al mundo…

Como todos estos maravillosos sueños que iban a dejarme las mil y dos mil noches-con mago incluido-, los reyes de Oriente no me han regalado ese nuevo ser que llevo dentro y no me había dado cuenta. Hay despistes que no se justifican ni al principio del año. No tengo un perfume nuevo, a pesar de practicar mi francés, un mínimo por lo menos imprescindible, para leer los mensajes subliminales, que lanzan al cielo mujeres y hombres bellísimos, atractivísimos, esculpidos como héroes y heroínas griegas.

Teniendo en cuenta que la constancia es un valor, sigo con mis frasquitos de siempre. Colocados en una balda en mi rincón de trabajo (le sorprenderá, pero es cierto), junto a mis libros, agendas y cuadernos. Todos están empezados para soñarme distinta según las gotas que me envuelvan después de la ducha. Con esa estela magnética de voluptuosidad -un simple olor a verbena- vamos a empezar enero con la sensual caricia de unos pálidos rayos de sol.

Creo todos los horóscopos, predicciones y rituales alquimistas y, 2022, va a ser ese año que estamos esperando porque el 6, 2+2+2, es un número mágico en astrología que promete ser dinámico y emocionante. Júpiter va a ser nuestra estrella polar, nuestra guía en los cielos. Este año nos va a poner ante la necesidad de reencontrar nuestra propia identidad y nos va a exigir dejar el ritmo que mandan otros (por mucha autoridad que tengan). Debemos escuchar nuestro corazón para vivir el ritmo de sus latidos y no de la bulla que se monte fuera. El 6 aporta a 2022, equilibrio, amor y fidelidad, Además -¡Oh maravilla!-, este solsticio de invierno nos trae un tigre. Según los chinos hemos entrado en el año del tigre, el rey de todas las bestias que nos dará más fuerza y valentía. Marcado por el elemento agua y la energía yang, este valiente animal, al que atraen los riesgos, nos arrastra en su necesidad de cambio. Lo inunda todo de emociones intensas -como los perfumes-y de un coraje que nos impedirá rendirnos. El efecto del tigre puede purificar y sacar de nosotros lo mejor que tenemos. En resumen, si no nos enfrentamos a los retos de este año, perdemos la oportunidad y acabaremos sucumbiendo ante los interminables conflictos que ya arrastramos, pero si continuamos con los cambios que ya se han iniciado y los consolidamos, nos llevará hacia un futuro espléndido.

Doy las gracias a todas las revistas que me ha proporcionado esta información -a veces textual-, sin las que no hubiera podido contarles tantas cosas.

Amigos, enero es el mes de la realidad vulgar y corriente, sin lunas doradas, luminosos lazos y velas por toda la casa. La fantasía es maravillosa y con todos estos dones que nos regalan los dioses, podemos soñar con un futuro mejor, acomodando los ojos por las ventanas de nuestra cara tapada. ¡De qué nos quejamos! Las mascarillas han hecho atractivos a los feos y misteriosos a los anodinos.

Qué empiece la fiesta. Cuidado con las rebajas -hay quien gasta más que en las fiestas navideñas-, mastique chicle que mata los microbios y a ser felices.