Mi propósito para este año es: ser más rico, aunque tenga que ahorrar para lograrlo. Viajar es una satisfacción que se puede conseguir sólo. Hay una erótica muy especial en el compartir las sensaciones, guardar aromas, instantes, rincones de calles…, tiendas a donde entrar sin ser conocido y a donde volver buscando lo que dejaste sin comprar y, el empleado, como si te conociera de siempre, te sonríe. El siempre del viajero extraño, feliz, distante y cómplice en cualquier rincón del mundo.
Hace falta un poco de dinero para cambiar el decorado. Marruecos, Túnez, Francia e Italia, Ámsterdam… Los vuelos se acortan de precio y el tiempo corre más de prisa en los aeropuertos. Vivir y ser libre es la magia de convertirse en ciudadano del mundo. Sueño con que algún día me pongan un chip en el cerebro y pueda hablar inglés, mi eterna carencia. Ya no es una quimera. En el futuro será posible. Benedetti dice que cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.
En enero se planea parte del año. Las agencias ofrecen descuentos especiales para comprar los billetes adelantados. Aunque… olvide Londres. Esta ciudad, un destino genial –arte, espectáculos, paseos- vuelve a ser una ciudad con sino trágico. Viajes con clínica incluida serán las nuevas ofertas de turismo sanitario. Ir a abortar a Londres va a ser el único camino para que la mujer sea libre. La política -¡cómo será posible!- se ha empeñado en dominar el cuerpo y la voluntad femenina. Que un Gobierno –y una religión o moralidad, llámelo usted como quiera- sea quien decida el nacimiento o no de un hijo, es algo que no se puede entender. Pienso que cuando miren a España los chinos, deben imaginarse un país de extraterrestres. Aunque la libertad tampoco es su fuerte, allí, para evitar la superpoblación –no es el caso de España-, se impuso un control de natalidad basado en la política del hijo único. Desde 2013 pueden tener dos hijos las parejas en las cuales el padre o la madre no tengan hermanos. En China, si una mujer queda embarazada de un tercer hijo, aborta sí o sí, porque si sigue adelante tendrá que pagar una multa o convertirse en asesina del bebé. La ley es la ley.
Y por ley, volveremos, si alguien que tenga cordura no lo impida,
a los tiempos de la clandestinidad. Este retroceso histórico de nuevo convierte a Londres en una solución que cuesta dinero y no nos hace más ricos. No reporta nada, sólo tristeza.
También sentirán tristeza los turistas –españoles o no- que quieran visitar en Londres el crematorio Golders Green para ver las cenizas de Sigmund Freud. Unos ladrones – poco cuidadosos en un tema tan serio- al ir a robar sus cenizas han roto la urna. Los restos del eminente psicoanalista se guardaban en un cofre de gran valor de la Grecia Clásica. La urna, que fue un regalo de María Bonaparte al padre del psicoanálisis. La tataranieta de Napoleón ayudó a escapar de Viena en 1938 a la familia Freud perseguida por ser judía. Ignoro las razones de este extraño robo, pero me imagino que las cenizas se le habrán desperdigado con los cascotes del cofre. Las medidas de seguridad del crematorio londinense se han reforzado porque, en sus instalaciones se albergan también las cenizas de Bram Stoker, autor de “Drácula”. Teniendo en cuenta el resurgir de los vampiros en la series televisivas y cinematográficas quizás la próxima sustracción se dirija al escritor irlandés que puso en actualidad la leyenda de Vlad Drácula. Todo es posible en algunas mentes febriles. Quizás a alguien carente de inspiración, sustrayendo las cenizas, se le ocurra un nuevo “Crepúsculo”. En el ambiente de latrocinio de guante blanco se ha sustituido el arte por la necrofilia.
Pero, siempre queda París para un fin de semana romántico. Los amantes de la prensa rosa pueden visitar el nido de amor de Hollande en el Eliseo. Por cierto, en una revista sensacionalista aseguran que Julie Gayet, el nuevo amor del presidente, está embarazada de cuatro meses. Si quiere seguir adelante, el bebé nacerá en verano. En caso de no desearlo, para abortar no tiene que ir a Londres, pero tampoco tiene que esperar mucho. La verdad, y me avergüenza entrar en estas historias, esta noticia es un bulo.
Y ¡qué me dicen de Mallorca! La capital de las islas Baleares debe de ser preciosa en invierno, a además, Palma se ha convertido en centro de atención mundial debido al paseíllo de la infanta Cristina por la cuesta de los juzgados. La bajada de la rampa parece quitar el sueño a medio mundo del colorín y no colorín. La esposa de Urdangarín, para evitar posibles “efectos secundarios” ha decidido declarar. Por razones de seguridad, la declaración se hará en sábado. La cita tendrá lugar el 8 de febrero. La verdad es que el tema es un tanto bochornoso. Su alteza real debiera aparecer en patines.
Por mi parte, ya pueden perdonar mi continuo personalismo, este mes es muy familiar. Dos de mis hermanos y dos de mis sobrinos celebran su cumpleaños y yo también entro en la órbita de Acuario al nacer en enero. Después de haber escrito tantas historias no turísticas, cuando mi idea era hacer una oda al viaje, me voy a premiar con alguna escapada. Mientras llega ese día, mi amiga Sylvie – que sabe mi amor por los perfumes- me ha enviado mi primer regalo, un nuevo aroma: “Miss Dior Bloming Bouquet” con el suave olor de la peonía. No sé si saben ustedes que estas flores son muy caprichosas. No pueden crecer en una maceta con otras especies, tienen que estar solas sin el roce de ninguna otra flor. Yo tengo un tiesto grande con peonías. El año pasado, después de una helada, se murió una. Lo siento mucho porque no florecen cada año, solo cuando ellas quieren. Las peonías desde niña me han encantado, porque una de mis novelas favoritas era “Peonía” de Pearl S. Buck. Una exótica historia en la milenaria China. Quizás me gustaban las peonías porque su olor es parecido al de las rosas, pero no tienen espinas. La peonía de color rosa –la más bonita- quiere decir: “Te quiero, pero soy demasiado tímida para decírtelo”. Un secreto en el lenguaje de las flores.