La guardadora de silencios

No, por favor, que no se lleven a Pedro Duque. Se pierde en un instante la magia etérea. Ese instante en que entre los nuevos ministros vimos su cara de científico despistado que no sabía encajar en la foto oficial. Cuando nos dijeron que iba a ser ministro un astronauta, una astronauta de verdad, que había viajado al espacio, que desde el cielo había visto lo pequeña que es la tierra, un astronauta, además, español, que había estado cerca las estrellas que… No. Ese no. No puedo pensar que Pedro Duque, un hombre que ha trascendido la tierra, que ha estado cerca de mil millones de estrellas en torno a la galaxia de Andrómeda, que ante sus ojos el amanecer y el anochecer dura 45 minutos, un hombre que ha aprendido a pensar mejor que los demás hombres en la ingravidez del espacio, un hombre que es capaz de decir, sin que se le mueva un músculo de la cara, que “la gente no concibe que podamos influir en las cosas del cielo”. No, Pedro Duque, que ha paseado por la Vía Láctea, y que desde el cielo ha percibido el mundo pequeño “porque hay tantos planetas como granos de arena en una playa”. Aunque, como me decía Juanjo Benítez: “en el cielo no hay democracia, ni derechas, ni izquierdas”. J.J.Benítez, como le llaman sus lectores, es compañero de universidad y amigo desde que teníamos 17 años. La semana pasada vino a cenar con su mujer Blanca, y siempre, aunque no queramos, hablamos de libros y nos vamos a otros mundos. Al final las frases se quedan diseminadas por...

Euskadi ha roto aguas

Es muy fácil criticar ahora –a toro pasado- a los nacionalismos y concretamente al PNV. Cierto que las críticas de estos días vienen de los perdedores pero la auténtica verdad es que el cambio ha llegado gracias al PNV. Estos días he oído a Xabier Arzalluz, uno de los políticos más brillantes que hemos tenido en esta tierra. Algunas de sus frases merecerían entrar en un diccionario de citas ilustres y leerlas de vez en cuando para pensar. Pues verán, allá por los años 2003 cuando se hablaba, criticaba y murmuraba sobre la postura del PNV respecto a una actuación nacional que salió adelante con el apoyo del partido, el político vasco dijo: “Euskadi ha roto aguas. Está de parto”. Nuevamente se repite este acto tan natural como la vida misma. Durante estos días, previos a la elección de Pedro Sánchez como presidente, el PNV ha estado en silencio, ese silencio que toda mujer antes de dar a luz espera expectante. Yo he tenido 6 hijos y les juro que en cada embarazo tenía más miedo porque sabía el dolor que me esperaba y aunque, como decía alguien, dar a luz es el único dolor de la vida que merece la pena, yo no pensaba esas cosas tan bonitas, sino que me angustiaba. Entonces no había epidurales ni partos sin dolor. Las contracciones y las dilataciones eran tal cual y cuando rompías aguas te entraba un pánico cercano a la muerte. Al menos a mí. Pues verán, el país ha estado sin respiración esperando que el PNV diera su sí para quitar de delante a Mariano Rajoy. La historia...

El Caganer

Las costumbres se pegan de unas comunidades a otras y es posible que en estos días en su Nacimiento haya tenido un caganer. Ese hombrecillo, con los pantalones caídos, que hace sus necesidades junto a una palmeta o detrás de un corral de gallinas de barro. El caso es que este año a mí me parece –sobre todo en Cataluña- que el caganer no hay que guardarlo. Es una figurilla del belén que ha adquirido una enorme actualidad, porque el caganer existe. Con todo el respeto de que soy capaz, pienso que Carles Puigdemont tiene muchos ingredientes para ser el caganer.  Se ha ido de su tierra para que no le cojan y le metan en la cárcel y ha dejado que algunos de sus compañeros entren –como unos soldados del rey Herodes- en las mazmorras. Pienso que no ha hecho grandes esfuerzos para sacarlos, mientras él desde Bélgica hace proclamas como si fuera un soldado de los tercios de Flandes. Claro que estos discursos los dirige a sus partidarios desde la TV, sin salir de los límites belgas, no sea que algún despistado lo meta en una excursión prohibida y lo saque del país como un trásfuga. Lo más extraño de este señor -instintivamente lo veo como el caganer- es que, además, pretende gobernar a su posible y fantástica republica catalana desde Bélgica. Yo creo que tiene el síndrome de honorable. Un título que se ganó a pulso Terradellas, primer presidente de la Generalidad restaurada, que incluso era Marqués de Tarradellas, mención otorgada por el Rey Juan Carlos. En fin, estas Navidades Catalanas nos han hecho un Belén...

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

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No hacen falta nombres para ver los rostros.

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