El beso

Hace veinte años, el beso efusivo del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, hubiera pasado sin pena ni gloria. Las mujeres estábamos poco preparadas para quejarnos. Ahora vamos escalando peldaños por nuestros derechos, aunque –dichosa política– hay partidos que siguen negando estos derechos y, además, aseguran que la violencia de género no existe Es uno de los cuadros más famosos de Gustav Klimt y está como póster en talleres, estudios, habitaciones y portadas de libros. Tener El beso cerca nos emociona y nos llena de romanticismo y ternura. Pero, hay otro beso menos evocador. Pienso -igual usted también-, en la precariedad de la política. En la erótica -una erótica obscena- del poder. Salgo de la lista de articulistas que suman y restan vaticinios presidenciales. Me veo echando mi voto en una absurda urna dónde no va a salir mi posibilidad. Una posibilidad remota y variable como el aire. También votaron -me imagino- Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Futbol, y la jugadora Jenni Hermoso, campeona del equipo femenino ganador de la copa del mundo. Igual los votos no fueron distintos. Jenni, una mujer progresista y defensora -con enorme éxito- de la mujer en el deporte, quiso manifestar -y lo ha hecho- el poder de la mujer en todos los campos de la sociedad. Al margen de votaciones, lo ha logrado. Imposible no unirme a la repulsa a nivel mundial de la curiosa felicitación del Sr. Rubiales a la joven deportista. Pensaba escribir de los imposibles pactos, legales e ilegales, para llegar a la Moncloa y, sin embargo, al poner los dedos en el...