Dios me perdona

Cuando sentí la bendición de Dios note que El me pedía arreglar el lío que tenía en la cabeza. Me había perdonado pero quedaba un camino largo de expiación por lo más difícil que me faltaba por solucionar. Algo que tenía que haber hecho hace muchos años y fui retrasando porque es más fácil meter la cabeza dentro de la tierra y no ver. Siempre he sido una inconsciente que pide a los demás que le solucionen los problemas, pero los problemas son míos exclusivamente. Quiero creer que no toda la culpa es mía. Se veía venir y ya ves, ahora quisiera terminar y olvidar. Que la memoria se borrara para no pensar. Pasar la pelota a otro y decir que no me he dado cuenta, que no he visto lo que pasaba. Pero ya no puedo esperar más. Es el tope de tiempo que tengo para solucionar mi futuro de vida. Pienso en mis padres y veo repetida en mi su historia. Estoy a tiempo de tomar el toro por los cuernos y decir: hasta aquí hemos llegado. Ya no pasarán más. Mi tope ha llegado y mi aguante también. Tu sabes que echaré de menos la ayuda. Tu sabes que hubo un tiempo en que la necesité, tu sabes que por comodidad he seguido este calvario que no me llevaba a ningún sitio y ahora voy a pagar las consecuencias. Me estoy jugando el futuro en una partida en la que yo sólo juego, yo sólo pierdo y yo sola gano. Ya nadie puede ayudarme. Tengo que aprenderme de memoria lo que quiero decir, no quiero equivocarme....

Celos del tiempo

Dalí decía que el tiempo es lo más importante que nos queda. La frase la he visto en un libro de arte, debajo del cuadro: La persistencia de la memoria. Mostraba los famosos relojes blandos. Inservibles, como hechos de clara de huevo, los relojes derritiéndose como helados calientes. Para el pintor representaban la memoria, la vida que se acaba. La idea salió de su imaginación ardiente, un día que estaba triste. Un día nostálgico en que miraba el mar al fondo y quiso deshacer el tiempo que se guardaba en la esfera de los relojes. Me pregunto porqué me gustan tanto los relojes. Hay días que los llevo parados y siempre al revés. Quizás para mí el tiempo sea el gran regalo de mi vida y no me interesa contarlo ni retenerlo. En estos días intento imaginar la agenda de Pedro Sánchez. En cada línea debe estar calculado cada minuto de tiempo, como una obligación inevitable de su día a día. No creo que para el presidente interino el tiempo sea oro -¡qué triste!-, su tiempo es obligación sin placer. En pocas semanas, Sánchez ha tenido 14 reuniones con 146 personas representantes sociales y colectivos. Pienso que no recordará las caras, pero a esas personas les dio un minuto, a caso cinco o veinte, de su preciosos tiempo. Minutos sin atención, porque en la sala anterior, esperaba la siguiente visita. Se ha ido de vacaciones, no sé si, en estos días, podrá lograr la magia de “mi espacio”. Una hora de tiempo libre para él solo. *¿Dónde vas? Tengo un amigo ingeniero que se ha jubilado y, de pronto...

…el terrorismo es un apartado donde todos los partidos se desencuentran, pero quieren bucear en la memoria.

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