El viaje de Javier

Hace años tenía un mapa dónde ponía con un pincho rojo, verde o amarillo, los países que había visitado. Me sentía orgullosa – que falta de respeto- por tantos lugares en el mundo que había tenido la suerte de conocer. Como las causalidades no existen, tengo ahora en las manos, escrito por el rector de Deusto, José María Guibert, SJ, un libro de aventuras extraordinario: “El viaje de Javier”. El gran peregrino de la vida- como lo llama el autor- llenaría mi mapa de puntos y puntos porque Francisco Javier había estado en Francia, Italia, Portugal, India, Siri Lanka, Indonesia, Japón. China, Alemania, Suiza, Mozambique, Kenia, Yemen, Malasia, Singapur. El etcétera sería muy largo para recordar el azaroso camino del santo jesuita. “Su vida fue una continua decisión- dice el escritor de la obra-. Al principio basó más sus decisiones en lo que le pedían otros, ya fuera su familia, sus nuevos compañeros (en París, Venecia y Roma), el rey de Portugal o el gobernador de la India. Después asumió más el protagonismo de sus decisiones, quizá por la soledad en la que se encontraba, pero, sobre todo, quizá por descubrir cómo, ante los nuevos retos, Dios le movía y le alimentaba por dentro a decidir más allá de lo que la prudencia humana estándar aconsejaba. La pasión y la cierta locura por Dios, llenaba su interior y le hacia plantearse decisiones cada vez más arriesgadas. Quizá por eso es el jesuita más querido de la historia”. Sin la facilidad y el respaldo de un Erasmus,- como viajan algunos de nuestros universitarios-, con el gran valor de su voluntad,...